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  • Dr. Romero. Pórtese bien, sea animal
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Dr. Romero. Pórtese bien, sea animal

ENTREVISTA A JUAN ENRIQUE ROMERO
Entrevistamos al Dr. Juan Enrique Romero, Médico Veterinario, un ser humano con una energía que contagia. El nos cuenta su historia, llena de aventuras y sueños de juventud, narrada con detalle, orgullo y pasión. Idealista y luchador, nada lo detiene.
Consultorio, docencia, radio, televisión y Protenencia, un hombre multifacético con muchas ganas de cambiar la historia.

Ud. es un Médico Veterinario muy conocido, todo el mundo sabe de su obra, pero no sé si todo el mundo sabe quién es usted, qué cosas lo movilizaron a ser quién es hoy, ¿cómo era usted cuando era niño?
Nací en un conventillo de la calle Godoy Cruz, en el que viví hasta los 11 años. Allí vivíamos catorce familias, tenía una cocina, un baño común y catorce habitaciones.
Soy hijo de españoles y de italianos. Mi viejo “pelechó” a mis once años y pudimos comprar un departamento. De hecho, luego él compró el conventillo, que ahora es un hotel familiar.
¿De qué parte son de España e Italia?
De Andalucía y de Calabria, me crié en esos orígenes. Tengo mucha cultura italiana, de hecho hablo italiano, calabrés, alemán e inglés.
Mi vieja me hizo ir a un colegio alemán porque vivía en la misma manzana, para que no cruce la Av.Santa Fe a los 12 años; era como un mundo aparte.
Todos mis primos vivían en ese mismo lugar, nosotros éramos un grupo de 5 primos y un galleguito que vivía abajo, que era de nuestra misma edad.  A pesar de que mis abuelos eran analfabetos mi abuela era muy culta y nos hacía hacer teatro en ese lugar, invitando a todos los que vivían allí. Hacíamos obras de teatro, teatro de títeres. Insisto en que mi abuela era analfabeta, ella nos dictaba las letras de las obras de teatro, que mi hermana es capaz de repetir, hoy, de memoria. Era todo por tradición oral, ella sabía la obra de teatro como era.- “Levanta mora bella, levanta mora linda, qué vienes tú a hacer aquí”… Me acuerdo sólo la primer parte pero mi hermana la sabe toda. Nos dirigía, nos decía -“vos tenés que venir acá”, con un caballo que era un palo de escoba, y con las revistas Vosotras y Radiolandia se hacía la escenografía, un collage horrible, era lo único que teníamos, y lo poníamos atrás de fondo con papel madera.
Ese es mi origen, sumamente creativo; nosotros no jugábamos a pavadas, nosotros jugábamos a cosas creativas. Uno de mis tíos era bibliotecólogo, el me incentivó y a los 4 años aprendí a leer. Tenía otro tío que trabajaba en el subte, por lo tanto a las 10 de la mañana estaba libre y me llevaba a pasear, era genial. Comprábamos golosinas en el kiosco, para después revenderlas  subiéndoles un poquito el precio y así poder comprar las cosas para armar el teatro de títeres.
¿Qué importancia tuvieron los animales en su infancia?, ¿Cómo cree que nació su vocación?

En mi casa familiar había una perra que se llamaba “Pulqui”, era un nombre muy habitual en la década del ’50, en honor al primer avión argentino que venció la barrera del sonido. También tuvimos una gatita que se llamaba “Manchita”, que se cayó, una vez del primer piso y vino el veterinario. El  venía de traje y  con maletín ¡nunca supe qué tenía dentro!, no me acuerdo si la curó o no. “Pulqui” sobrevivió a ese conventillo, vivió en otro lado y murió de vieja. Era muy mal llevada, terriblemente mal llevada, menos conmigo y con mi prima, que era la dueña. Era preciosa, físicamente hermosa; una pseudo- Pomerania, una mestiza, pero de muy mal humor, muy cabrera.

bullet  Dr. Juan Enrique Romero.
fb/Dr. Romero (oficial)
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