El recorrido tiene un orden preestablecido por el juez unos escasos minutos antes de comenzar la prueba, de manera que el perro no conoce el orden en que debe realizar los obstáculos.
Previo a comenzar la competencia, todos los guías ingresan a reconocer la pista, memorizarla y planear la estrategia para conducir a su perro de la mejor manera posible, combinando velocidad y precisión.
Existen diferentes categorías según el tamaño de los perros: Mini, Midi y Standard. Y también acorde al grado de dificultad de los recorridos.
El ganador es aquella dupla capaz de realizar el recorrido sin faltas y en el menor tiempo posible. Los obstáculos son variados e incluyen diferentes tipos de saltos, slalom, túneles, puente, rampa y sube y baja.
Este deporte llegó a la Argentina a principios de los años 90 y desde ese entonces ha evolucionado mucho, no solo a nivel país sino en todo el continente sudamericano.
Es una actividad muy enriquecedora para los perros, ya que les permite hacer una actividad al aire libre con sus dueños, mantenerse activos y saludables y por sobre todas las cosas es un momento de mucha diversión para ambos.
El Agility se enseña en base a juegos y refuerzos positivos, fortaleciendo enormemente el vínculo entre la persona y el perro. Es ideal para perros hiperactivos que necesitan descargar energía y para dueños que quieran disfrutar de hacer actividad física junto a su mascota.
La única condición para practicar este deporte es que el perro se encuentre saludable, con el plan de vacunación y desparasitación al día y con un certificado veterinario que lo habilite a practicar esta actividad. Se puede comenzar a entrenar desde que son cachorros, con ejercicios de baja intensidad y duración, para preservar su salud. Los perros pueden empezar a competir a partir de los 18 meses de edad.
Cualquier perro puede participar de las competencias, sin importar si son de raza o mestizos. Por supuesto, existen razas, como los Border Collies que por su destreza e inteligencia se destacan en este deporte. Únicamente en los torneos mundiales y algunos otros internacionales se exige que los perros sean de raza y con pedigrí.
Por Nicky Manes
TESTIMONIOSpor Nicky Manes, integrante del seleccionado argentino.
“Me inicié en esta disciplina cuando tenía apenas 11 años junto con mi primer perra, una Bretona llamada Kiara. Desde muy chica soy una apasionada por los animales, y me entretenía mucho enseñándole trucos. Un día descubrí este deporte en la televisión y de inmediato me puse a investigar para empezar a practicar. Fue en el año 2005 que comencé los entrenamientos en la escuela Pucará.
Desde ese momento, el agility se convirtió en una parte muy importante en mi vida, una pasión que crece cada vez más. Disfruto muchísimo de esta actividad con mis perros, gracias a la cual tengo una conexión muy fuerte con ellos. Tener un vínculo estrecho basado en la confianza mutua y dedicarle el tiempo necesario para alimentarlo a diario, es una de las claves para poder entender y comunicarte con tu perro.
Actualmente compito con mis dos Border Collies, “Roy” & “Toffee”, y con mi Pastor de Shetland, “Brahma”. Soy instructora en la Escuela Canina “La Jauría”. Además soy integrante del seleccionado nacional argentino, y tuve la suerte de poder viajar al exterior en varias oportunidades a representar al país en campeonatos mundiales y sudamericanos en los últimos años, obteniendo muy buenos resultados”.
Los invito a todos los que quieran animarse a divertirse y a conocer más a su perro, a que se acerquen a cualquiera de los clubes que existen en Argentina a practicarlo. A continuación les dejo el listado de clubes: http://www.agilityfca.com.ar/p/grupos.html
Cómo empecé agility, y nos animamos a competir!!!
Por Florencia James principiante: 3er puesto en el Gran Jumping en el Américas y el Caribe, Santiago de Chile 2017
“Todo empezó con Oliver, un perrito de la calle que fue rescatado de cachorro por unas amigas de mi mamá, Iri y Fer. Un día Fernanda se enteró de lo que era el agility y, debido a mi buena relación con Oly, me propuso empezar a entrenarlo ya que ella no tenía tiempo de hacerlo. Y yo, sin saber mucho de qué se trataba la actividad, enseguida me contacté con Mariela, la profesora de Crisol de Razas, ya que era la única escuela de Bariloche que practicaba este deporte, hasta ese momento, desconocido para mí. Ella con mucho entusiasmo me dijo que por más que Oly no fuera mi perro, podía empezar a ir a las clases con él. Y así fue que tomé mi primera clase de agility a los 14 años de edad. Desde el primer día Oly nunca dejó de sorprenderme, siempre dispuesto a trabajar y a aprender cosas nuevas. Con él fui a mis primeras competencias y aprendimos juntos de nuestros errores, hasta que por fin me animé a tener a mi propia perrita que, claramente iba a ser primero parte de la familia y luego un perro con el que pudiera seguir creciendo en el agility.
Y así fue como llegó Nayla a la familia, una perrita con un gran potencial para el agility, debido a su inteligencia, su rapidez, su agilidad y su predisposición a la hora de aprender algo nuevo. Desde que ella era pequeña comencé, con la ayuda de mi profesora Mariel, a enseñarle trucos y a hacerle lo que se llama “control de estímulos”, con el fin de que en un futuro me ayudara en el agility, y así fue. Una vez que entendía lo que le estaba pidiendo lo hacía con gusto, disfrutando completamente de la actividad. Cuando Nayla cumplió 1 año pudo empezar a competir y fue avanzando rápidamente, logrando terminar las pistas cada vez con menos faltas y en un menor tiempo. Durante un año entero estuvimos compitiendo en Villa la Angostura, además de las competencias que realizamos en Bariloche. Luego, nos animamos a irnos para el lado chileno, a Panguipulli, donde competimos un par de veces a lo largo del 2016. Todas esas experiencias nos ayudaron a Nayla y a mí a crecer como dupla. Y, finalmente aceptamos el desafío de ir a un Américas y El Caribe (competencia de toda América que se llevó a cabo en el 2017 en Chile).
Llegamos a Chile con el equipo de Bariloche, que está compuesto por 7 duplas, y todos compartíamos la misma mentalidad: divertirnos, pasarla bien y si ganamos algo.. bienvenido sea! Los primeros días pasaron, todos hicimos pistas muy lindas, pero nunca logramos ganar alguna medalla. Los últimos días de competencia se acercaban y los nervios iban aumentando. Cuando llegó la hora de correr nuestra anteúltima carrera con Nayla, lo que más sentía era la emoción que corría por todo mi cuerpo por estar presente en una competencia tan grande como ésta. Terminamos la pista, la mejor que habíamos hecho hasta el momento y, por más que sabía que el tiempo que había hecho era muy bueno, nunca pensé que entraríamos en un podio, pero sorprendentemente lo logramos. Anunciaron por los parlantes que habíamos salido terceras y literalmente me quedé sin palabras. La felicidad era demasiado grande para expresarla en palabras. La primera vez que subía a un podio internacional, en nuestro primer Américas y El Caribe. Fue un momento único que voy a recordar toda mi vida. Y todo eso se lo debo a Oly y a sus dueñas Fer e Iri, que gracias a ellas conocí el agility y me dieron la posibilidad de conocer este hermoso mundo.