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La gata colorada

Hablando de cuentos…

Hablando de cuentos…

Seguro que tenés alguna historia para contar sobre tu mascota. Una historia que te morís de ganas de contar, una anécdota…
Yo por ejemplo, me pasé varios días contándole a quien quisiera escuchar, lo audaz que estuve buscando a mi gata Nina en la medianera. Nina tiene 3 meses y una agilidad y curiosidad felina que supera mi asombro. En cuanto salió al jardín se subió al laurel y en menos de un miau estaba explorando la cornisa de la pared que da con el vecino del fondo. La llamé varias veces, primero con dulzura y después con la intensidad de un elefante pero Nina se iba alejando. Yo iba viendo como su colita desaparecía en las alturas y mientras seguía gritando, ahora para llamar a toda la familia, agarré la escalera. Subí, escalé, trepé y me estiré todo lo que pude. La muy gatuna me miraba maullando con cara de susto pero no se acercaba. Mi hijo me iba advirtiendo desde abajo que si me estiraba un
milímetro más me iba a ir al suelo, que la escalera ya estaba bastante inclinada y que yo no tenía la flexibilidad de un gato. No sé si fue por amor ( no saben lo hermosa que es Nina!), por inconciencia (ya estoy mayor) o por orgullo ( mi cuerpo conserva una elasticidad sorprendente) pero, cuando ya parecía que iba a terminar oliendo el pasto, la agarré. Debo decir que no le gustó la idea de bajar y que me mostró lo afiladas que tiene las uñas pero acá está, al lado mío, escribiendo esta historia.

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COMENTARIOS DE CUENTOS Y LIBROS

COMENTARIOS DE CUENTOS Y LIBROS

Todo cabe en un jarrito
Cuento entretenido y solidario de Laura Devetach
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Una viejita con un solo diente vive en un rancho chiquito a orillas del río. Todos los animales se reúnen en su casa para charlar, acompañarse y buscar sombra en los días de calor. Cuando parece que ya no entra ni una pulga en el rancho, la generosa mujer canturrea “todo cabe en un jarrito si se sabe acomodar” y siempre hay lugar para todos. Un día el río crece, todos los animales buscan refugio en el rancho pero el agua avanza y ya no hay dónde acomodarse. Es ahí, en el medio de la crecida, cuando la mujer y su jarrito salen a encauzar los ánimos..
¿Entrará todo en un jarrito?

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¿Esto te sale?

Parra tenía una perra y Guerra tenía una parra.
La perra de Parra se subió a la parra de Guerra y Guerra le pegó con una porra a la perra de Parra.
¡Ay, ay, ay! ¿Por qué Guerra le pegó con la porra a la perra de Parra?
¡Ay, ay, ay! Si la perra de Parra no se hubiera subido a la parra de Guerra, Guerra no le hubiera pegado con la porra a la perra de Parra.

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Adivina

Adivina

Son oficios de estas tierras
cantor, cazador y hachero
¿Qué pajarito les dije?
¿Quién lo adivina primero?

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Como eliminar un mal hábito

Como eliminar un mal hábito

Cuento folklórico de África Occidental.

Había una vez un mono y un conejo que estaban sentados conversando. Mientras hablaban, el conejo se rascó su nariz y el mono se rascó su espalda. El conejo sacudió una oreja y el mono se rascó una pata. El conejo sacudió su otra oreja y el mono sacudió su cabeza.
-Termine de sacudirse, esa es una mala costumbre, un mal hábito- dijo el mono.
-¿Mala costumbre? Y usted habla de malas costumbres…Mírese, rascándose y rascándose. Ese sí que es un mal hábito.
-Bien, yo podría detenerme si quisiera -dijo el mono.
-Yo también- dijo el conejo.
El mono propuso:
-Hagamos un concurso, nos tenemos que quedar bien quietos, sin movernos ni un poquito y la primera persona que se rasca o se sacude, pierde. Preparados, listos, ya!
Bien.
El conejo estaba sentado muy quieto.
El mono estaba sentado muy quieto.
Nadie se podía rascar.
Nadie se podía sacudir.
El conejo estaba sentado muy quieto pero ya no aguantaba más y dijo:
-Contemos historias, así nos distraemos y no nos dan ganas de rascarnos ni de y sacudirnos. Yo le voy a contar lo que pasó ayer. Estaba caminando por el pueblo y un pequeño niño me arrojó una piedra y me pegó aquí, en la nariz.
Y mientras lo contaba sacudió su nariz para mostrar dónde lo habían golpeado.
- Después me pegó otra piedra y me pegó aquí ( y sacudíó su oreja) y luego aquí ( y sacudió su otra oreja ) y aquí y aquí y aquí ( y se sacudió como loco mientras lo contaba).
El mono lo interrumpió y dijo:
-Espere! Espere!. Yo también quiero contar una historia. Ayer caminé por el pantano y los mosquitos vinieron hacia mí. Uno me picó aquí ( y mientras lo contaba se rascó la espalda) y otro aquí ( y se rascó la pata) y otro aquí y otros aquí ( siguió contando mientras se rascaba por todos lados).
-Yo me rindo- dijo el conejo
-Yo también me doy por vencido- dijo el mono.
El mono y el conejo empezaron a reírse.
-Nos queremos mucho a pesar de nuestros malos hábitos. Yo puedo aguantar el suyo si usted puede aguantar el mío.
Y eso fue justo lo que hicieron.

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