“Los caminos de la vida me llevaron a tener un doberman con la energía de siete border collies. Allá por fines del 2005 arrancamos un deporte llamado Agility, en el cual el perro va suelto, sorteando un orden específico de obstáculos (vallas, puente, sube y baja, túneles, etc..). Finalmente había encontrado la actividad que estabilizó a mi Shadow, y que a mi me voló la cabeza. Me hice fanática de la adrenalina de correr con tu perro, de entrenar días bajo sol y lluvia, de conocer gente de todo el mundo y de todo tipo con los que compartimos la misma pasión. Bastante tiempo después, llegó Marvel, mi bella pastora australiana, y cumplí el sueño del peluche viviente. Ella, por sí misma, me enseñó una nueva manera aún más empática de trabajar con los animales. En el año 2012 cuando la rubia tenía dos años, fuimos por primera vez al exterior y nos trajimos a casa un medallón grande y dorado a la mención del Mejor No Border Collie. A fines de ese mismo año llegó Bliss, cachorra de border collie hija de dos perros que yo adoro, y fue amor a primera vista. En el 2013 decidimos embarcarnos en una nueva aventura, fuimos la primera delegación en ir al World Agility Open Championship (Mundial Abierto de Agility) en Oviedo, España, junto a unas grandes amigas. Y este año, volvimos a viajar al mismo evento, esta vez en Ermelo, Holanda. El agility me sacó de la cucha, me llevó a países que no pensé que visitaría, me hizo conocer gente de toda América Latina, Europa, Asia y África.
Pero no todo es Agility en nuestras vidas. Hemos incursionado de manera amateur en encuentros de Disc Dog (frisbee), Olfato y Búsqueda de Sustancias, Obediencia, Freestyle aprendiendo a realizar muchos trucos, que ayudan en el vínculo con tu perro. Además, pasamos tiempo juntas por puro disfrute. Mis perras antes que nada son parte de mi familia, duermen en mi cama, comen huesos y golosinas de perro, y mientras sostengo el libro que leo, con la otra mano les hago mimos.