Hoy se sabe que hay genes humanos como el SCN9A que determinan la predisposición a sufrir el dolor. Aún así tuvimos que esperar mucho tiempo para que las sociedades antropocentristas consideraran a los animales no humanos dignos de ser tratados para evitar el sufrimiento doloroso.
¿ Cómo es que SUFRE un animal?
Estrés, angustia, malestar, privaciones, ansiedad y miedo. Así vemos que no solo el dolor físico sino espiritual está descripto en los animales. Hasta hace muy poco, estas sensaciones de desequilibrio corporal, medibles y claras en el ser humano, eran consideradas muy difíciles de establecer en los animales por la SUBJETIVIDAD de sus interpretaciones. Hasta se llegó a considerar incluso que ellos no sentían dolor debido a la incapacidad de comunicarlo mediante un lenguaje entendible para el humano .
Pero esos tiempos se acabaron. Hoy en día gracias al avance de la ciencia, junto a nuevas visiones más contemplativas y humanitarias de empatía y respeto por el BIENESTAR ANIMAL, se han desarrollado escalas que tratan de objetivizar el grado de dolor del animal, mediante la interpretación de señales externas que nos hacen deducir con certeza cuando un animal está conviviendo o va a convivir con esta percepción, categorizarla en magnitud y actuar en consecuencia, de manera obligada e ineludible, mejorando la calidad de vida de los animales y haciéndonos mejores personas y profesionales.
¿ Qué es el dolor?
Se trata de una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada o no a un daño potencial de tejidos. En otras palabras, el dolor es un estado de conciencia primitiva, un evento ‘mental’ que no necesita manifestarse mediante el lenguaje para atribuir su existencia, así tanto un niño de un año como un perro, un canario, una tortuga o un gato son plausibles de sentir dolor. Es un mecanismo vital de supervivencia, la percepción de un daño hace que esa especie trate de evitarlo para poder sobrevivir. Si no existiera tal captación se estaría muy expuesto y vulnerable, incapaz de mantenerse alerta y protegido de las agresiones, es decir, el dolor es favorable para la supervivencia de la especie.
Un dolor agudo es un dolor intenso, reciente y espontáneo; un dolor crónico es un dolor al cual el animal pudo adaptar su vida debido muchas veces a su baja intensidad.
“Siempre cuando sufra un animal y que no lo podamos ayudar, nuestro conocimiento del dolor permanece inadecuado.”
Una sala de espera exclusiva para gatos, ofrecerle un hueso a un perro en el consultorio o taparle los ojos a un gato, disminuyen su ansiedad por evitación, reemplazo y bloqueo de sentidos. Cambiar el uniforme constantemente dentro del consultorio o invitar a jugar o alimentarse durante una vacunación, evitará que el perro nos “asocie” con dolor ya que estamos manipulando su ANSIEDAD, casi siempre disparador de sensaciones dolorosas.
Los umbrales necesarios para desencadenar una respuesta dolorosa muestran tantas diferencias entre humanos y animales como las diferencias observables entre distintas personas. Por ello se impone la necesidad de erradicar el concepto de que los animales son más y mejores tolerantes al dolor ya que solo se diferencian de nosotros en la forma y modo de expresarlo.
¿Cómo saber cuándo le duele?
Algunas conductas estereotipadas de perros y gatos:
-Mayor actividad en una primer instancia por nerviosismo – Menor actividad si se hace crónico.
-Cambios en temperamento como agresión-gruñido al principio y decaimiento luego
-Aumento de consumo de alimentos y agua en primer instancia, que pasa a anorexia parcial
-Incremento de vocalización al principio o emisión de nuevos sonidos y luego cesa.
-Disminución del estado de alerta, distracción, depresión.
-Aspecto desalineado o desprolijo, deja de acicalarse, caída de pelo
-Disminución de brillo en los ojos, dilatación de pupilas, mirada y postura ansiosa
-Conducta de lamido constante o automutilación, se lastiman a sí mismos
-Trastornos del sueño, irritables, disminución de actividad física y sociabilización o aislamiento
-Aumento o disminución de movimientos intestinales y urinarios
-Se acuestan en superficies frías. -Temblequeo y escalofríos
-Lentitud de crecimiento en animales jóvenes
-Lomo arqueado, inclinación del cuello y orejas aplastadas en gatos
-Jadeo, aumento de frecuencia respiratoria, aumento del pulso
-Alteración del ritmo cardíaco
-Animal enérgico, curioso, responde a estímulos, interactivo, vivaz.
-Sometido, inestable algo inquieto, distraído a comandos, Sensible no interactivo.
-Ansioso, incómodo, sin ganas de interactuar con la gente, mira buscando explicación, pierde brillo en los ojos, reacio a responder a estímulos.
-Temeroso, agitado o agresivo, evita la interacción con la gente, puede lamerse o rascarse la zona dolorida
-Estuporoso, deprimido, no responde al entorno alrededores, Difícil distraer la atención de dolor
© 2008/ NG Robinson, SL ShaverSupported by an Unrestricted Educational Grant from Pfizer Animal
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¿Qué hacer ante el dolor?