Inaugurado en 1899, el cementerio francés, ubicado en la Isla de Ravageurs, localidad de Asnières-sur-Seine, próximo a París, es el más antiguo del mundo, y en él se encuentran los restos de las mascotas más famosas de los últimos siglos, entre ellas Rin Tin Tin, Barry y Moustache.
Si bien su nombre designa a los perros como especie preferida, en él hay tumbas de una gran variedad de animales, como gatos, gallinas, caballos, un ciervo, un oso y hasta un de león.
Al igual que en los cementerios de los humanos, se puede optar por una bóveda o una sepultura bajo tierra, sin embargo, las ceremonias religiosas están prohibidas.
El cementerio de los Perros , que en un principio funcionaba como refugio de piratas, fue fundado, a finales del siglo XIX por el abogado Georges Harmois, la periodista Marguerite Durand y el conde Alejandro Dumas, tres fieles amantes de los animales. El proyecto se llevó a cabo gracias a una reciente ley que prohibía a los dueños de las mascotas dejar los cadáveres de las mismas en la calle, lo que traía como consecuencia una insalubridad elevada.
En el Cimetière des Chiens se pueden encontrar tumbas de las mascotas más famosas de la historia, entre ellas, la estrella de Hollywood, Rin Tin Tin; Moustache, conocido como el compañero de Napoleón durante sus batallas y también se encuentra el San Bernardo Barry, conocido por ayudar a personas que se extraviaban en los Alpes, como, así también, a quienes eran heridos por avalanchas, el fin para Barry llegó, cuando una tarde de diciembre, un excursionista perdido en la nieve, confundido por el hambre y el frío, entró en pánico y lo golpeó, al ver que el perro, cubierto de nieve le ladraba. Barry fue conocido por salvar la vida de 41 personas y en su tumba lleva la la siguiente inscripción que sintetiza su historia : “ Salvó la vida de cuarenta personas. Fue muerto por la número cuarenta y uno.”
Los caninos no son los únicos héroes que descansan en este panteón. Sin nombre, pero conocida al fín, una gata supo ganarse su merecido lugar, cuando durante la Primera Guerra Mundial, salvó la vida de un gran número de soldados de morir asfixiados por el gas. La gata X, como es nombrada en su tumba, detectó el gas en la trinchera donde dormían los uniformados, a quienes despertó gracias a sus fuertes maullidos. Por su gran mérito, se ganó la siguiente inscripción: “A la gata X, en las trincheras sus bigotes delataban el olor del gas cuando éste se iba acercando. Maullaba tan fuerte, que los soldados se despertaban a tiempo para salvarse. Fue una chica muy valiente“.
Si bien hay varios héroes en el Cimetière des Chiens dignos de sus historias, es un lugar donde cada una de las mascotas que descansan allí tienen un gran valor por quienes fueron sus dueños, no siendo en vano que muchas de las tumbas llevan la famosa frase “Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”.