En piedra, en bronce, sobre monedas, al óleo, sobre lienzo y madera, en impresión digital… Según Gary Tinterow, comisario de arte contemporáneo en el MET/Metropolitan Museum of Art de NY: “El galgo es la única raza de perro que aparece invariablemente en la Historia del Arte occidental desde hace más de 5.000 años”.
Del galgo sabemos que es una de las razas más antiguas de perro que se conocen y la primera en ser domesticada por el hombre. Su popularidad entre los humanos no era sólo por sus habilidades para la caza sino también por su curiosa fisonomía, un cuerpo estilizado y armónico que muy pronto se asoció con la elegancia… y se convirtió en el favorito para pintores y artistas de todas las épocas.
En las pinturas rupestresDel galgo sabemos que es una de las razas más antiguas de perro que se conocen y la primera en ser domesticada por el hombre. Su popularidad entre los humanos no era sólo por sus habilidades para la caza sino también por su curiosa fisonomía, un cuerpo estilizado y armónico que muy pronto se asoció con la elegancia… y se convirtió en el favorito para pintores y artistas de todas las épocas.
Hay galgos (o sus primeros ascendentes) en las fantásticas cuevas de Tasili n’Ajjer, actualmente el Sahara argelino, Patrimonio de la Humanidad desde 1982.

Las tumbas egipcias de los grandes faraones están repletas de grabados de lebreles, fieles compañeros de sus amos, a los que seguían incluso tras la muerte.


En la Edad Media, los libros representaron un importante archivo histórico de la vida y las costumbres de los siglos XV y XVI
El anuncio de los pastores, una iluminación en la que dos pastores reaccionan temerosos a la visión de tres ángeles que les anuncian el nacimiento de Jesús. A sus pies, el rebaño y un galgo descansando junto al bosque.


En el 1620, en Amberes, alcanza el grado de maestro el pintor Paul de Vos, especialista en escenas de caza que le encargaban los altos representantes de la aristocracia de la época para adorno de sus salones. Suyo es “Un galgo al acecho” (1636-1638), hoy en el Museo del Prado. Este es uno de los varios perros de caza pintados por él.






Siente especial interés, la raza whippet, un galgo pequeño al que retrata continuamente con sus trazos limpios, en pinturas sencillas y limpias, despojadas de artificios, sin paisaje, apenas sin sombras. “Desde el principio mis pinturas trataron sobre expresar emociones a través de las formas y posturas y supongo que también el lenguaje corporal de mi whippet, que es el mismo lenguaje silencioso que la mayoría de nosotros entendemos intuitivamente cuando nos comunicamos con nuestras mascotas”, describe la propia artista.


“Siempre he sentido que los animales hablan de manera silenciosa y las pinturas hacen lo mismo, y creo que esta es la conexión que hay entre la naturaleza y el arte. Hay que tomarse tiempo para abrir los ojos, mirar, sentir y entender sin palabras, tener empatía y entendimiento con el mundo que nos rodea”.
Autora: Bárbara Vidal
Fuente: www.yo-galgo.com