Si es una idea que está pensada con responsabilidad, seguramente será la mejor sorpresa que puedan darle.
Un perro en la vida de un niño lo ayudará a sentirse acompañado, querido, amado y necesitado. Les crea obligaciones y genera seres más responsables. Les dará innumerables momentos de diversión y alegría. Los perros y gatos nos regalan momentos de risas con sus travesuras y nos hacen sonreír diariamente. Les dará más seguridad, los hará sentirse más protegidos. Los ayudará a entablar conversaciones más fácilmente, generará temas de conversación. Hay cada vez más grupos de amantes de los animales, eso hace que haya por lo menos un tema de interés y referencia en un grupo. Cada vez que un niño saca a pasear a su perro le estamos dando una oportunidad para que se relacione con otros niños que también pasean a sus mascotas. Una oportunidad de ir al parque y hacer nuevos amigos Alimentará la autoestima del niño Vivir con perros está vinculado a la mayor práctica de actividad física, los animales nos incentivan a ser más activos cada día y esto sin duda beneficia la salud. Los niños que viven desde pequeños con mascotas en casa tienen más empatía, son respetuosos con los animales y con las personas.
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Paola Rizzo
Licenciada en Psicología