La característica sobresaliente de éste minino era que tenía 6 dedos en sus patas delanteras; podemos decir sin temor a equivocarnos que es el socio fundador del club de los gatos polidáctilos ¡más famoso del mundo!Tal era la afición de Don Ernesto* por estos revoltosos de muchos dedos, que tenían carta blanca para acceder a todos los rincones y permiso para dormir la siesta dónde quisieran, incluidos sus escritos originales. Tenían nombres de personajes célebres como Picasso, Dalí, Chaplin, etc. y acompañaron al escritor hasta 1940 cuando se divorció de su esposa; entonces Don Ernesto* se mudó a Cuba, pero siguió visitando la casa hasta 1961, suponemos que con alguna ingeniosa excusa… aunque todo amante de los gatos sabe, que era para verlos a ellos… ¡más si tienen muchos dedos para hacer “garritas” mientras ronronean!
El club llegó a tener más de 60 gatos (o sea 120 patas delanteras por 6 dedos…. cómo 720 garras!!) producto de las andanzas de Snowball con las habitantes del lugar, a las cuales evidentemente les cayó muy bien. A partir de 1961 luego de la muerte del autor de “Por quién doblan las campanas”, sobrevinieron tiempos de abandono y promiscuidad. Tiempos en los cuales los descendientes de aquél gatito blanco tomaron literalmente la casa.Con los años, la casa es convertida en museo, manteniéndose una población de entre 40 y 50 gatos, para asegurar su salud y la buena convivencia con los visitantes. Aproximadamente, la mitad de los gatos hoy en día son polidáctilos, y ¡todos son portadores del gen!Pero como en todos lados hay escasez de sentido común, el cuento de hadas que protagonizan estos célebres felinos se ha complicado y un litigio, que amenaza con llegar a la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, puede cambiar sus vidas para siempre.
Una visitante denunció a la casa-museo ante las autoridades de Agricultura porque considera que los gatos no llevan una buena vida allí. El organismo estableció en 2003 que la casa-museo de Hemingway en Key West es una “exhibición de animales” colocándola en el mismo status que los circos y zoológicos, ya que es una empresa que cobra una entrada y que utiliza a los gatitos en su publicidad.Entonces el Departamento de Agricultura de Estados Unidos pidió que los animales fueran etiquetados, guardados en jaulas y “expuestos” en áreas separadas del público. La fundación propietaria de la casa, no aceptó el dictamen y apeló ante la Corte Suprema de Florida, pero ésta ratificó que el Departamento de Agricultura debe velar por la tranquilidad de los gatitos, dando un duro golpe a la Fundación y a la lógica, ya que en todos los años en que la casa-museo está abierta al público sólo se ha registrado una queja…
* por Ernest Miller Hemingway, escritor y periodista estadounidense Premio Nobel de Literatura 1954