Si hay algo que van a encontrar en los campos es mucho amor. Amor en recibir a cada huésped, amor en acompañarlo en cada momento, amor a la hora de armar su habitación para su tan fundamental descanso, amor en preparar su almuerzo y su cena, amor en darle contención afectiva a cada momento y también amor en sus momentos de recreación, juego y volver a la esencia de “ser perro”.
En los campos consideramos que es tan importante, tener un espacio de amor, confort y contención afectiva puertas adentro, como el experimentar SER PERRO cada vez que los huéspedes salen al aire libre a jugar y recrear. El poder compartir con otros huéspedes, jugar, ser acompañados permanentemente con parte de nuestro equipo, encontrar ese otro “amigo” que se hace compinche en la estadía, sentir la libertad de correr, hacer picardías, rascar la tierra y hacer pozos, rascarse panza arriba con la sensación de plenitud, y hasta pensar con juegos preparados para desarrollar el intelecto, son parte de los momentos que SI estamos dispuestos a vivenciar con ellos en sus estadías.
El “SER PERRO” establece un equilibrio entre la esencia propia de ellos y el mimo “humano” que encuentran a la hora de descansar y recibir calor de hogar…      

María Florencia Lanza