Llegó a casa como un sustituto afectivo, la perdida del primer embarazo nos dejó apenados y decidimos adoptar una mascota, la elección sin titubear fue un cachorro boxer.
Con pedigree a la vista, el nuevo integrante de la familia daba cuenta que había nacido el 9 de junio del 2000. Tan pronto pisó el nuevo territorio fue el centro de atención.
El primer dilema fue el nombre, tras varias consultas y pocos titubeos se impuso “Hugo”. Rapidamente lo internalizó y muy pronto entendió también que quien lo atendía y consentía en todo era yo y quien lo retaba por sus travesuras era Fer, mi esposo.
En mucho menos tiempo que contarlo, cambió toda la casa, ahora eramos 3.
Lo primero que comprendimos es que acertó quien dijo: “es muy dificil hacerle enteder a un boxer que no es el dueño de casa”, Hugo confirmó la regla, mantas, sillones, camas, todo a su comodidad, inclusive desplazandonos si se sentía incómodo.
Por fortuna a compartir ese espacio llegaron nuestro hijos: primero Lucas, luego Bruno y después Vicente,
con quienes compartió la niñez con total soltura.
¡IMAGINEN EL FELIZ ALBOROTO COTIDIANO! con frecuencia desafiaba los límites de nuestra gran la paciencia.
Hugo sorteaba los reproches esgrimiendo su tolerante mirada. Tan sutil como elocuente, se disculpaba urrucando su cabeza en el piso, elevando solamente la mirada con una ternura que hiela el alma recordarla.
Hugo envejeció en casa. Su ultimo tramo depositó en nosotros la decisión de acotar su sufrimiento. El diagnóstico era inapelable y la decisión no admitia plazo.
Fue el perro mas felíz y nos hizo felices.
¡TE ADORAMOS HUGO Y SIEMPRE TE VAMOS A RECORDAR!
PD: por esas cosas de la vida, ahora por supuesto tengo otro cachorro boxer y cuando nos fijamos su certificado de nacimiento ¡nos dimos cuenta que nació el 9 de junio del 2010! ¿Me lo mando hugo? ¿coincidencia?
Escucho ladrar a Hugo
por Dévora
ESTE ES EL ESPACIO PARA RECORDAR A NUESTROS COMPAÑEROS, QUE AUNQUE YA NO ESTÁN CON NOSOTROS SIGUEN SIENDO PARTE DE NUESTROS RECUERDOS.