UPets Magazine

Un perro es siempre un perro y un gato también, aunque tengan aspectos diferentes. Con la participación del hombre algunos tipos de ellos fueron cruzados entre sí y establecieron las razas que hoy conocemos, otros se cruzaron libremente sin nuestra intervención y dieron origen a animales únicos e irrepetibles.

Hoy queremos darle un espacio a todos aquellos que no pueden ser clasificados en una raza, que llenan nuestros hogares y en muchos casos -lamentablemente- nuestras calles. Son la inmensa mayoría de los perros y gatos que viven junto a nosotros.
EL GATO COMÚN
También llamado doméstico, es descendiente del gato egipcio, considerado un símbolo sagrado y mascota preferida de los faraones. Su genética deriva de los gatos monteses de África, Asia y Europa, y la domesticación y la evolución a través de siglos de contacto con el hombre, hicieron que este animal cambiara su actitud y tamaño para adaptarse a nosotros, llegando a ser una de las mascotas más populares del mundo, superando en algunos países al perro, fundamentalmente por la simpleza en su cuidado.
Tratar de definir sus características es muy complejo y extenso; un gato común posee tantos tipos de tamaño, pelaje, color de ojos (aunque predomina el amarillo), como gatos hay. Pero sin duda conservan de sus ancestros la astucia, la curiosidad, su actitud siempre alerta y sus increíbles habilidades para la caza.
Si bien algunos son parecidos no hay dos iguales y todos tienen en común ¡sus ganas de jugar!
No requieren de grandes cuidados, tienen muy buena salud y como todo gato son muy apegados a las rutinas: ¡no conocen de sábados, domingos ni feriados y “exigen” que nos despertemos a las mismas horas todos los días!
Un gato criado desde cachorro en un ambiente equilibrado y con mucho amor, es una excelente mascota de compañía, capáz de entregarse a caricias seriales mientras ronronea de placer entrecerrando sus ojos.
EL PERRO MESTIZO
Es un perro que no tiene pedigrí, no tiene documentación que acredite su linaje y lo único que lo identifica es que pertenece a la especie “canis familiaris”.
Su origen se remonta a la era terciaria y es producto de la cruza de distintas razas de lobo: una “cruza aleatoria”, sin intervención del hombre y por lo tanto sin otro objetivo que la perpetuación de la especie. Una cruza natural donde desconocemos a sus ancestros.
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