ELLA NOS ESPERABA CON CAFÉ Y MASITAS Y JOY MOVIENDO LA COLA CON FRENESÍ, CON SU PELO DORADO Y RELUCIENTE COMO UN PELUCHE NUEVO. TIENEN UN ENTRAÑABLE VÍNCULO DE AMOR QUE FLOTA EN EL AIRE, Y EN LA INTIMIDAD DE SU HOGAR CONOCIMOS SU HISTORIA.
Le preguntamos por su infancia y el primer recuerdo que tiene con un perro.
En mi casa familiar había un perro, mis padres lo regalaron a una familia amiga pensando que era malo y eso marcó mi infancia; Nicky era un salchicha, tuvo la desdicha de morder a una compañerita del grado en la nariz, y eso cambió su destino. El perro tenía un espacio diferente en aquella época, no era como ahora.
Hoy sé que alguna cosa debió de haber sucedido para que él reaccionara así, ningún perro nace malo, es fruto de la educación que se le da, y al igual que las personas son ellos y sus circunstancias.
Siempre quise tener un perro y durante años, los viajes, el trabajo, la falta de un espacio adecuado dilataron mi decisión. Hasta que no pude esperar más y sin pensarlo demasiado compré un perro. Hoy seguramente hubiese adoptado uno.
Pero gracias a él y a las dificultades que pasamos juntos es que entré al mundo del proteccionismo
“Joy es el dueño de mi vida”