“Te va a masticar los muebles!“, “sólo piensan en comer” son las frases más comúnmente escuchadas sobre ésta raza. Pero el labrador es la raza que mejor desempeña la labor de asistencia como perro guía para personas no videntes, tarea que realizan con extraordinaria precisión y singular dedicación. Yo sabía que no podía ser tan difícil educarlo, lograr que sea obediente y derribar esas teorías escuchadas.
Nino nació un 1 de enero y llegó a casa 60 días después. Era el último cachorro de una camada de hermanitos. Rápidamente se adaptó, no masticó más que un poquito el sommier y rápidamente comprendió cuál era el lugar indicado para hacer sus necesidades. A los cinco meses ya me despertaba con su hermoso hocico negro si por alguna urgencia necesitaba salir al patio. Tiene, como todos los labradores, un montón de ganas de vivir. Está siempre atento a las salidas pero también puede y sabe perfectamente mantenerse como un perro solitario y tranquilo cuando por cuestiones laborales tengo que pasar muchas horas frente a la computadora. Él siempre me acompaña durmiendo una larga siesta, con su cabeza apoyada firmemente en mis pies, ¡nunca pierde el contacto!.
Nino es el rey de la casa. Cuando tenía ya un año llegó Flori, una pequeña gata tricolor con la que se amaron desde el primer momento. Sus juegos eran dignos de filmarse: Flori recorría la casa colgada con sus dientes y uñas del cogote de Nino, y él moviendo su cola demostrando felicidad plena. Año más tarde se une a la tropa La Chapi, una perrita callejera accidentada. Ella nos eligió a nosotros, y desde entonces somos multitud. El sillón ha sido tomado por ellos.
Nino me acompaña casi todo el día, vamos al supermercado y siempre espera feliz en la caja de la camioneta su añorada manzana roja que recibe como premio a su leal espera. Salimos una vez por día a correr al parque con Chapi, su hermana perruna, y Gloria y Nano, sus amigos del barrio. Un buen paseo en grupo es necesario y merecedor de una buena y larga siesta. Juntos son dinamita: corren, juegan, se persiguen unos a otros para quitarse el palito o la pelota… pero NINO nunca se aleja más de unos metros de mí, siempre pendiente.. La convivencia es pacífica y rutinaria durante la semana. Madrugamos juntos, desayunamos y esperamos ansiosos que sea la hora en la que abre la peluquería canina de abajo para ir a saludar a Gustavo y buscar alguna golosina u oreja. Desde la llegada de Chapi a casa la rutina es más llevadera, ¡estar acompañado en las travesuras no tiene precio! Siempre está dispuesto y ansioso por pasear. Su carácter es excelente, tiene un temperamento amable y confiable, es muy bueno con los niños y otros perros, y muy respetuoso con los gatos, principalmente con Flori con quien tiene una relación increíble.
Sus hermosos ojos marrones son los más amables y amigables, que nunca encontré en otro perro, y transmiten un amor solamente comprensible por quienes aman a los animales. Nino es obediente, inteligente y extremadamente astuto para conseguir lo que quiere. Cuando quiere comer (esto ocurre todo el día) se queda inmóvil al lado de la puerta que abre el placentero camino al alimento. Para pasear hace lo mismo pero delante de la puerta de calle! Y no pierde la calma cuando olvido abierto el acceso a la habitación y disimuladamente se sube a la cama, cosa que no tiene permitida.
Como Labradores tienen por naturaleza tendencia a la obesidad, la dieta de Nino es muy sana y equilibrada, cosa que verdaderamente es muy fácil de sostener porque tiene devoción por las manzanas rojas, zanahorias y peras. Su vida es muy saludable.
Siempre están felices, lo cual les permite afrontar cualquier situación que surja desde un estado de ánimo positivo. Si la situación es negativa, tiene la capacidad de recuperarse en segundos y de nuevo afrontar la vida con su alegría y su cola en movimiento!
TESTIMONIOS:
Paola Rizzo y Uma (psicóloga)
Noelia Gómez y Aukan (adiestradora canina UBA)
M. MARTA AGUIRRE PAZ (psicóloga de dogs for change)